LOS FRUTOS DEL ESPíRITU SANTO: UN CAMINO EN TORNO A LA PLENITUD ESPIRITUAL

Los Frutos del Espíritu Santo: Un Camino en torno a la Plenitud Espiritual

Los Frutos del Espíritu Santo: Un Camino en torno a la Plenitud Espiritual

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Los Frutos del Espíritu Santo: Un Camino cerca de la Plenitud Espiritual

Los frutos del Espíritu Santo son doce cualidades que, según la tradición cristiana, emanan de la presencia y acto del Espíritu Santo en la vida de los creyentes. Estos frutos no son el resultado del esfuerzo humano, sino dones divinos que se manifiestan a medida que nos abrimos a la Director y transformación del Espíritu Santo.

¿Cuáles son los frutos del Espíritu Santo?

La relación tradicional de los frutos del Espíritu Santo, basada en la Vulgata y el Catecismo de la Iglesia Católica, es la subsiguiente:

Caridad: El apego sobrenatural que Altísimo infunde en nuestros corazones, capacitándonos para cortejar a Dios y al prójimo como Cristo nos amó.
Gozada: La alegría profunda que surge de la unión con Todopoderoso, incluso en medio de las dificultades.
Paz: La tranquilidad interior que sobrepasa todo entendimiento, fruto de la confianza en Alá y su providencia.
Paciencia: La capacidad de soportar con serenidad las adversidades y pruebas de la vida, confiando en la fidelidad de Jehová.
Longanimidad: La perseverancia en el aceptablemente, sin desanimarse en presencia de la tardanza de los resultados o la competición de los demás.
Bondad: La disposición a hacer el aceptablemente a los demás, reflejando la bondad de Alá en nuestras acciones.
Benignidad: La amabilidad y afabilidad en el trato con los demás, buscando su bienestar y edificación.
Mansedumbre: La humildad y gentileza en el trato con los demás, evitando la ira y la violencia.
Fidelidad: La fidelidad a Alá y a nuestros compromisos, cumpliendo nuestra palabra y viviendo de acuerdo con la verdad.
Modestia: La sencillez y humildad en el vestir y en el comportamiento, evitando la ostentación y la vanidad.
Continencia: El dominio de sí mismo en cuanto a los deseos y pasiones, viviendo la castidad según el propio estado de vida.
Castidad: La pureza de corazón, que nos capacita para cortejar de guisa auténtica y generosa, según el plan de Dios.
¿Cómo se manifiestan los frutos del Espíritu Santo en nuestra vida?

Los frutos del Espíritu Santo no son solo sentimientos o emociones pasajeras, sino disposiciones permanentes del alma que se traducen en acciones concretas. Cuando nos dejamos guiar por el Espíritu Santo, estos frutos se hacen visibles en nuestra vida de diversas maneras:

Inclinación al prójimo: Nos preocupamos por los demás, especialmente por los más necesitados, y buscamos su acertadamente con gestos concretos de servicio y ayuda.
Alegría en la adversidad: Mantenemos una posición positiva y confiada, incluso en medio de las dificultades, sabiendo que Alá está con nosotros y que todo obra para nuestro bien.
Paz interior: No nos dejamos perturbar por las preocupaciones y ansiedades de la vida, sino que confiamos en la providencia de Jehová y encontramos descanso en su simpatía.
Paciencia en las pruebas: Soportamos con serenidad las dificultades y aflicciones, sin quejarnos ni resentirnos, sino confiando en la fidelidad de Dios.
Bondad en las acciones: Hacemos el perfectamente a los demás, sin esperar cero a cambio, reflejando la bondad de Altísimo en nuestras acciones.
Mansedumbre en el trato: Somos amables y respetuosos con los demás, evitando la ira y la violencia, y buscando siempre la reconciliación y el diálogo.
Fidelidad a la verdad: Cumplimos nuestra palabra y vivimos de acuerdo con la verdad, sin caer en la hipocresía ni el engaño.
Dominio de sí mismo: Controlamos nuestros deseos y pasiones, viviendo la castidad según nuestro estado de vida y evitando los excesos y la inmoralidad.
¿Cómo cultivar los frutos del Espíritu Santo?

Los frutos del Espíritu Santo son un regalo de Todopoderoso, pero asimismo requieren nuestra colaboración para crecer y desarrollarse en nuestra vida. Algunas prácticas que nos ayudan a cultivar estos frutos son:

Oración: El diálogo íntimo con Altísimo nos abre a la batalla del Espíritu Santo en nuestra vida y nos fortalece en el camino de la fe.
Lectura de la Palabra de Todopoderoso: La Sagrada escritura es fuente de sensatez y Orientador para nuestra vida, y nos ayuda a conocer y flirtear a Jehová y a su voluntad.
Sacramentos: La Eucaristía y los demás sacramentos son encuentros con Cristo que nos fortalecen en la Chispa del Espíritu Santo.
Confesión: El sacramento de la reconciliación nos permite padecer el perdón de Jehová y aceptar la fuerza para vencer el pecado.
Servicio al prójimo: El aprecio se demuestra con obras, y el servicio a los demás nos ayuda a crecer en la caridad y en los demás frutos del Espíritu Santo.
Vida en comunidad: La convivencia con otros cristianos nos anima y apoya en el camino de la Certidumbre, y nos ayuda a crecer en los frutos del Espíritu Santo.
Conclusión

Los frutos del Espíritu Santo son un Caudal que Alá nos regala para que podamos existir una vida plena y atinado, llena de su inclinación y de su paz. Al abrirnos a la energía del Espíritu Santo y cultivar estas virtudes en nuestra vida, nos transformamos en reflejos del aprecio de Todopoderoso y en testigos de su presencia en el mundo.ESPIRITU

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